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LA SENCILLA Y RÁPIDA PRUEBA PARA SABER SI EL EMBRAGUE DEL COCHE ESTÁ EN BUEN ESTADO

Los filtros, los líquidos del coche, la batería o los neumáticos. Todos estos elementos de tu vehículo tienen una durabilidad programada sobre la que conviene realizar un seguimiento. Hacer esto en lugar de esperar a que algo deje de funcionar puede ahorrarte más de una avería y, por ende, un desembolso económico imprevisto. Cumplir con los plazos de reparación y sustitución indicados por el fabricante en el manual de mantenimiento confiere asimismo una garantía de seguridad, confort y eficiencia para los ocupantes del vehículo.

El embrague es uno de los elementos más sensibles e importantes de los vehículos de transmisión manual, puesto que se encarga de llevar la fuerza del motor hasta las ruedas. Su vida útil es relativamente corta, pero los conductores pueden incrementarla con una serie de buenas prácticas. El embrague es también uno de los elementos más caros de sustituir, sobre todo si es bimasa, por lo que requiere especial atención en las revisiones periódicas en el taller.

Cómo comprobar el estado del embrague

Por suerte, existe una sencilla prueba que puedes hacer a título particular para comprobar si el embrague de tu vehículo cumple con las condiciones para un correcto funcionamiento. Se trata de un test rápido que te permite conocer cuál es el estado del embrague en un momento determinado y que conviene realizar, sobre todo si estás pensando en adquirir un coche de segunda mano.

La prueba consiste en poner en marcha el vehículo y, sin parar el motor, detenerlo en una zona llana con suficiente espacio de seguridad. Seguidamente, pisa el pedal del embrague, mete la marcha más larga y suéltalo de golpe. Si el embrague está bien, se calará de inmediato. De lo contrario, se constataría el patinaje del embrague, un fallo que indica que está llegando al final de su vida útil.

Otros indicios de que el embrague está fallando

Si cuando aceleramos, el motor del coche se revoluciona demasiado sin ganar la velocidad esperada, quiere decir que el embrague patina y ya no es capaz de transmitir la potencia del motor a las ruedas. Ante este indicio, debes ponerte en contacto con tu taller de confianza antes de que el embrague falle por completo, pues gran parte de los caballos del coche se perderían en ese rozamiento.

El coste de sustituir un embrague dependerá de si este es normal o bimasa (estos son más caros) y de la potencia del coche: cuanto mayor sea esta, más grandes y caros serán los discos. En el mejor de los casos, la reparación no bajará de los 700 euros, de ahí la importancia de tratar de alargar la vida útil del embrague lo máximo posible.

Un embrague puede utilizarse durante 200.000 kilómetros o incluso más, si evitamos una serie de vicios como, por ejemplo, pisar el acelerador y el embrague a la vez, conducir con el pie apoyado sobre el pedal izquierdo, arrancar a toda velocidad tras una detención sin parar el motor o subir cuestas empinadas de forma abrupta.

FUENTE: LAVANGUARDIA