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LOS 3 GRANDES PELIGROS DE CONDUCIR UN COCHE EN LA RESERVA DE COMBUSTIBLE

Es muy curioso analizar la manera en la que funciona la mente del ser humano y las malas pasadas que a veces nos juega, incluso, cuando uno está al volante de su propio coche. Además, la pereza y la dejadez no es que se lleven muy bien con el correcto mantenimiento de un vehículo… Y si no, echa un vistazo, por ejemplo, a los 3 grandes peligros de conducir un coche en la reserva de combustible.

Ponte en situación: aunque en este reportaje sobre la historia de las gasolineras y sus retos actuales hayas comprobado que nada tiene que ver el mundo de las estaciones de servicio con lo que eran antaño, hay que ser sinceros: nunca viene bien pararse a repostar. Se invierte un tiempo precioso en parar, esperar la cola en el surtidor, repostar, pagar… Y si ya es autoservicio o la manguera de prepago…

¿Y cuando uno sale de casa con el tiempo justo? ¿O cuando regresa ya tarde de trabajar? Pues lo normal es que lo último que te apetezca sea demorar un poco más el momento de poner fin a la jornada en una estación de servicio, aunque haya que reconocer que están cada vez mejor montadas y en ellas se puede hacer la compra, adquirir prensa y revistas ¡y hasta flores, libros y bombonas de butano!

Sí es normal que si el coche es de alquiler, trates de apurar cada gota de carburante respecto a lo que te hayan dejado en el depósito y según lo estipulado en el contrato, para no ‘regalar’ ni un céntimo; o que si al día siguiente se prevé que vaya a bajar el precio de la gasolina (no es lo más habitual, pero…) o sabes que más adelante hay surtidores más baratos, apures un poco el tanque.

También está el hecho físico y comprobable de que si llevas siempre el depósito a tope y apenas mueves el coche a lo largo del mes, prefieras renovar antes el líquido que contiene, para que no se pudra. Y que también evites ir siempre con ese ‘sobrepeso’ a cuestas, ya que kilómetro a kilómetro incrementa ligeramente el consumo, y se notará en el cómputo final.

Sin embargo, es igual de empírico concluir que llevar el depósito de gasolina o diésel en las últimas nunca es una buena idea, si no, más bien (y permíteme la expresión), un ‘engañabobos’: porque tarde o temprano tendrás que volver a rellenarlo y hacerlo a poquitos puede acarrear graves graves consecuencias a corto, medio y largo plazo. ¿Cuáles, exactamente?

 

1 Autonomía y pasos por la gasolinera

Desde luego, en cuanto uno empieza a pensar en los 3 grandes peligros de conducir un coche en la reserva de combustible, es fácil que lo primero que se le venga a la cabeza sea precisamente el tema de la autonomía. Hoy día hay Internet en los móviles y aplicaciones en los smartphones y en los propios vehículos que ayudan mucho a planificar la ruta y saber a qué distancia está el siguiente surtidor.

Pero ¿y si la información no está actualizada? ¿Y si resulta que ya esta gasolinera no existe o llegas fuera de horario porque contabas erróneamente con que fuese del tipo ’24 horas’? Y si justo la manguera que necesitas está ‘fuera del servicio’? No te la deberías jugar así.

Por no hablar de que echar poca cantidad de combustible te obligará a pasar muchas más veces por las estaciones de servicio, con lo que al final te gastarás prácticamente el mismo dinero en carburante y, sin embargo, invertirás mucho más tiempo en estas operaciones. ¡Los aficionados a la F1 -aunque ahora sólo cambien ruedas- saben bien lo importante que es planificar bien la estrategia al pasar por boxes!

Y por supuesto, en este primer punto, el mayor de los peligros se traduce en lo más temido: quedarse parado sin combustible. No parece un drama, pero al margen de que tu vehículo se quede inmovilizado y las molestias lógicas de tener que llamar a una grúa, a veces la situación obliga al taller a tener que hacer una limpieza de filtros y reprogramar centralitas para que vuelva a arrancar.

 

2 Multas

Por si fuera poco, lo que mucha gente no sabe es que si un día calculas mal y te quedas detenido sin una gota de carburante en el tanque, al margen de los riesgos de tener que inmovilizar el coche en cualquier parte (y no siempre es la más segura para tu integridad y para la del resto de los usuarios de la vía), puedes tener que enfrentarte a una multa.

En efecto, aunque a veces la confusión del momento hace que las autoridades se limiten a señalizar la zona, apaciguar el tráfico y asegurarse de que todo está bien hasta que llegue la asistencia (como si se tratara de una avería mecánica cualquiera), sí que podrían denunciarte por quedarte sin gasolina, ya que implica falta de previsión, o, si lo prefieres, no llevar el vehículo en las condiciones óptimas para circular.

Además, la sanción -que ya partiría de varios cientos de euros debido a lo que acabamos de mencionar- podría verse incrementada con el agravante de que estas circunstancias provoquen una situación importante de peligro o un accidente en el que haya víctimas. Y ojo, porque incluso tu seguro podría poner pegas a la hora de pagar las indemnizaciones correspondientes.

 

3 Sedimentos y averías

Y por si fuera poco, tanto si se llega a parar el coche como si no, conducir con un coche en la reserva es malo para el motor a medio y a largo plazo. En primer lugar, porque te obliga a forzar una conducción demasiado eficiente. Y decimos ‘demasiado’ debido a que los riesgos de circular a bajas revoluciones sistemáticamente también deriva en problemas mecánicos, como ves en el enlace de este párrafo.

Pero es que además, el último de los grandes peligros de conducir un coche en la reserva de combustible es que los distintos componentes de la gasolina o el diésel que llevas vayan sedimentando y -explicado de forma un poco burda, pero clara- al no haber tanto líquido en el tanque, no se disuelvan sino que se acumulen en el fondo y acaben atascando el tubo del aforador, la bomba de combustible…

…Y en los casos más graves, pasen hasta el sistema de admisión y provoquen fallos muy serios en el motor. Esto es un ‘clásico’ a la hora de arrancar un coche que lleve mucho tiempo parado, pero se puede dar perfectamente en un coche moderno cuyo uso sea frecuente pero no adecuado, con el agravante de que se dañen la inyección, las válvulas, las cámaras de los cilindros… ¡Reducir estos riesgos está en tu mano!

FUENTE: AUTOBILD